Martes de la decimotercera semana del tiempo durante el año

“Señor, sálvanos, que nos hundimos”. Mt 8, 25


Muchas veces, en nuestra vida, se arman tormentas tan fuertes que nos sentimos abandonados por Dios; parece que Él está durmiendo. Entonces, le gritamos, corremos a la iglesia, prendemos nuestras velas y le pedimos desesperados que nos salve. Sin dudas Él lo hace, pues Dios nos escucha en nuestras desesperaciones. Pero también nos llama la atención por nuestra poca fe: si de verdad creemos en su presencia y providencia, aun cuando pasamos por quebradas muy oscuras o por pruebas muy difíciles, sabemos que Dios, en su momento, intervendrá. Y sí aún no lo hizo, es porque aún no llegó el momento justo. Confiemos siempre en Él. Paz y bien.

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Jueves de la decimotercera semana del tiempo durante el año

«Jesús dijo al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete”». Mt 9, 6

Trajeron a Jesús un hombre paralítico y él, viendo la fe de los que lo transportaban, lo sanó. La parálisis es terrible: hace depender en todo de los demás. Muchos hoy están paralizados espiritualmente a causa de traumas, decepciones, materialismos, vicios, depravación… Ellos mismos, a lo mejor, no van a buscar ayuda; somos nosotros los que tenemos que encontrar el modo de llevarlos a Jesús para que él, viendo nuestra fe, pueda sanarlos. Así ellos podrán alzarse y caminar con sus propias piernas hacia Dios, pero sin olvidarse del pasado, esto es, llevando su camilla para que no vuelvan a caer en lo mismo. Paz y bien.

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Santo Tomas, apóstol: 03 de julio

«Tomás le respondió: “Señor mío y Dios mío”». Jn 20, 28


La fiesta de santo Tomás, que hoy celebramos, nos invita a verificar nuestra fe. Todos podemos tener dudas, pero Dios espera que nosotros no estemos encerrados en ella. No es un problema dudar. El problema es decidir no querer creer. Hay personas que no quieren creer para no tener que cambiar de vida. No es que ellas duden de la existencia de Dios, sino que quieren que Él no exista. No quieren reconocerlo. Con estos no hay nada que hacer. Sin embargo, al que duda, pero quiere encontrarse con Dios, ciertamente Dios se le mostrará y este dirá como Tomás: “Señor mío y Dios mío”. Paz y bien.

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Lunes de la decimotercera semana del tiempo durante el año

“Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”. Mt 8, 22


La dinámica del seguimiento de Cristo implica siempre un dejar. Hoy día muchos tienen miedo de seguirlo por no querer dejar a la familia, una carrera, los bienes de este mundo o una vida de placeres. Pero, cuando Dios toca nuestros corazones y nos invita a seguirlo, ciertamente nos proporcionará gozos mucho más grandes que aquellos que dejamos. Seguir a Cristo implica dejar, pero no perder. Quien lo sigue gana siempre y al menos cien veces más. No debo tener miedo de seguirlo. Hay que confiar, Dios no defrauda a aquellos que son capaces de abandonarlo todo por su Reino. Paz y bien.

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